Me ciega la
nostalgia, está claro; Cada vez que paso por la
Plaza Santa Cruz de Zaragoza, no puedo olvidar las
tardes del San Siro.
El Moto Club de
Aragón tenía las oficinas en la Calle Costa, encima
del Bar San Siro, siendo este Bar la oficina no
oficial del Moto Club.
Era en aquella época
de los lejanos años 80, el lugar de reunión de
deportistas del motor, organizadores de carreras, y
de todo aquel que quisiera beber del Automovilismo
de las fuentes
de
Luis Mari,de los Balañá, Aso, Villaro, Aguar y
tantos y tantos experimentados que pasaban por el
Moto Club cada tarde , haciendo
del Bar San Siro la Universidad para los que , como
yo, estábamos ansiosos por aprender, o para los
muchos que deseaban practicar nuestro deporte, pero
la capacidad de su bolsillo iba siempre por detrás
de sus ilusiones.
Allí se gestaba el
préstamo de ruedas o de coches enteros para la
siguiente carrera, allí se “contrataba” al copi que
faltaba, allí se buscaba a última hora al comisario
de tramo o al bandera de curva, y se rogaba porque
hubiera llegado a la oficina el permiso “de Madrid”
para la organización.
Cualquier gestión
ante el Moto Club o la misma FADA terminaban en esas
tardes del San Siro, en aquel estrecho pasillo que
unía la puerta con el interior. Parecía que
queríamos aprender por osmosis cuando el Bar se
ponía “de bote en bote”.
Hoy en día,
desconozco si hay algún Bar que se pueda denominar
Oficina de Carrera popular, como antaño el San Siro.
Como no teníamos redes sociales, nos veíamos
obligados a acercarnos físicamente a los que sabían
de esto de los coches, ahora me temo, que se lee más
en el móvil de lo que se habla . Son otros tiempos,
pero para los nostálgicos del automovilismo siempre
quedarán las tardes del San Siro.